Excerpted and adapted from José Manuel Guerrero Acosta
The longer biography can be found in the book Unveiling Memories. / La biografía más extensa se encuentra en el libro Unveiling Memories.
Diego de Gardoqui y Arriguibar (1735–1798) was a merchant, diplomat, and civil servant in King Carlos III’s court. The Spanish monarch commissioned him to covertly channel funds to the rebellious British colonies in North America via his privately owned company, Joseph Gardoqui and Sons (José Gardoqui e Hijos).
The trading company provided rifles, blankets, boots, and material for uniforms. These supplies helped alleviate the dismal state of George Washington’s troops. The company also sent naval supplies, for which Diego de Gardoqui was paid with tobacco, tar, and bitumen, as directed by the Continental Congress in October 1777. In 1780, the trading company provided arms for an expedition of 11,000 soldiers who left Cádiz, Spain, for Havana, Cuba, to fight under the command of Bernardo de Gálvez. These troops engaged the British in the Gulf of Mexico, Florida, and Spanish Louisiana.
Beyond his company’s dealings, Gardoqui was personally invested in the American Revolution. He maintained a voluminous correspondence with John Jay, envoy of the Continental Congress to Spain, and met with him several times between 1780 and 1781. He donated approximately 265,000 pesos or Spanish milled dollars to the revolutionary cause.
At the end of the war, Gardoqui became the first Spanish ambassador to the United States. He was one of only two foreigners to attend George Washington’s inauguration as first President of the United States. Settled in New York City, the new capital, Gardoqui laid the cornerstone of the state’s first permanent Catholic church.
His diplomatic mission complete, Gardoqui returned to Europe in late 1789. King Carlos III named him secretary of the treasury and he ended his diplomatic career as ambassador in Turin, Italy.
Diego de Gardoqui y Arriguibar (1735-1798) fue comerciante, diplomático y funcionario de la corte del rey Carlos III. El monarca español le encargó la canalización encubierta de fondos hacia las colonias británicas rebeldes de Norteamérica a través de su empresa privada, José Gardoqui e Hijos.
La empresa comercial proporcionaba rifles, mantas, botas y material para uniformes. Estos suministros ayudaron a aliviar el pésimo estado de las tropas de George Washington. La compañía también envió suministros navales, por los que Diego de Gardoqui fue pagado con tabaco, alquitrán y betún, tal y como ordenó el Congreso Continental en octubre de 1777. En 1780, la compañía proporcionó armas a una expedición de 11.000 soldados que partieron de Cádiz, España, hacia La Habana, Cuba, para luchar bajo el mando de Bernardo de Gálvez. Estas tropas se enfrentaron a los británicos en el Golfo de México, Florida y la Luisiana española.
Más allá de los negocios de su empresa, Gardoqui se implicó personalmente en la Revolución Americana. Mantuvo una voluminosa correspondencia con John Jay, enviado del Congreso Continental a España, y se reunió con él varias veces entre 1780 y 1781. Donó aproximadamente 265.000 pesos o dólares molidos españoles a la causa revolucionaria.
Al final de la guerra, Gardoqui se convirtió en el primer embajador español en Estados Unidos. Fue uno de los dos únicos extranjeros que asistieron a la toma de posesión de George Washington como primer Presidente de los Estados Unidos. Instalado en Nueva York, la nueva capital, Gardoqui colocó la primera piedra de la primera iglesia católica permanente del estado.
Concluida su misión diplomática, Gardoqui regresó a Europa a finales de 1789. El rey Carlos III le nombró secretario de Hacienda y puso fin a su carrera diplomática como embajador en Turín (Italia).